14 de diciembre de 2010

Un día como hoy fallecía Silvina Ocampo

 Silvina Ocampo
28 de julio de 1903- 14 de diciembre de 1994
Escritora argentina, poetisa, cuentista, novelista y autora de teatro nacida en Buenos Aires. Desde pequeña Silvina estuvo relacionada con el mundo de las artes, vinculada por su hermana Victoria Ocampo. La amistad de Ocampo con Borges la llevó a conocer a su marido, Adolfo Bioy Casares. Ocampo obtuvo numerosos premios nacionales.



Entre sus obras se destacan: Espacios métricos (1942), Los que aman, odian (1946), Los nombres (1953), Los Traidores (1956), La Furia (1959) y Lo amargo por dulce (1962)


Única sabiduría
Lo único que sabemos
es lo que nos sorprende:
que todo pasa, como
si no hubiera pasado.


Los delfines

Los delfines no juegan en las olas
como la gente cree.
Los delfines se duermen bajando hasta el fondo del mar.
¿Qué buscan? No sé.
Cuando tocan el fin del agua
despiertan bruscamente
y vuelen a subir porque el mar es muy profundo
y cuando suben ¿qué buscan? No sé.
Y ven el cielo y les vuelve a dar sueño
y vuelven a bajar dormidos,
y vuelven a tocar el fondo del mar
y se despiertan y vuelen a subir.
Así son nuestros sueños.




Las huellas

A orillas de las aguas recogidas
en la luz regular del suelo unidas
como si juntas siempre caminaran,
solas, parecería que se amaran,
en la sal de la espuma con estrellas,
sobre la arena bajo el sol las huellas
de nuestros pies desnudos
tan lejanos, y mudos.
Dejando una promesa dibujada
nuestra voz entretanto ensimismada
se divide en el aire y atraviesa
la azul crueldad de la naturaleza
mientras solos cruzamos
la playa y nos hablamos.



El sueño recurrente

Llego como llegué, solitaria, asustada,
a la puerta de calle de madera encerada.

Abro la puerta y entro, silenciosa, entre alfombras.
Los muros y los muebles me asustan con sus sombras.

Subo los escalones de mármol amarillo,
con reflejos rosados. Penetro en un pasillo.

No hay nadie, pero hay alguien escondido en las puertas.
Las persianas oscuras están todas abiertas.

Los cielos rasos altos en el día parecen
un cielo con estrellas apagadas que crecen.

El recuerdo conserva una antigua retórica,
se eleva como un árbol o una columna dórica,


habitualmente duerme dentro de nuestros sueños
y somos en secreto sus exclusivos dueños

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